Un bot muy imaginativo se encarga de la censura Sinde

Acabo de leer una historia que pone en relevancia la indefensión a la que nos somete la famosa Ley Sinde tal y como presagiaban hace tiempo los expertos. Además, con el uso de bots automatizados que exploran la red de redes se consigue crear un sinfín de falsos positivos que a la postre son censurados sin remedio en 48 horas. Y ahora vas y protestas…

Veamos el proceso, un bot automático encuentra un fichero en un blog de un profesor y decide que infringe el copyright por el simple nombre que le han otorgado, «imaginando» que es un libro pirata. Claro, la «imaginación» es suficiente para desencadenar el tremebundo proceso de urgencia que en 48 horas supone el cierre preventivo del «imaginario» infractor y de sus «imaginarios» delitos. Menuda chapuza de Ley que ha transformado los derechos de los usuarios en meros «derechos imaginarios»…

Incluyo un breve extracto aunque merece la pena leer el artículo entero:

Hace unos años decidí que mis clases de Lengua castellana y Literatura en un Instituto de Secundaria podrían ser más entretenidas, estimulantes, participativas, […] Pero el El Poder usó para fastidiarme la que voy a llamar Ley Sinde-Wert (en sentido homenaje a su insigne creadora y a su ilustre mantenedor), la cual, al parecer, protege vivamente los derechos de propiedad intelectual o, mejor, ciertos derechos de propiedad intelectual.[…] Y me fastidió de un modo que aún ahora me cuesta creer, por lo disparatado, absurdo, demencial, bochornoso, majadero y mentecato que fue. (1) El responsable de la empresa que creó mi blog recibe una carta de la compañía de «hosting» donde estaba alojado el mismo en la que se denuncia una violación de copyright. […]¿Cuál era ese material criminal, transgresor de leyes, delictivo, abominable? Pues era un documento word titulado «Historia de una escalera.doc», cuyo «rights holder» (como ven, también en espléndido castellano), cuyo «titular de los derechos» es el «Grupo Planeta – Librerias» (sin tilde, total para qué).[…]La carta de marras la redacta un programa informático llamado «Attributor», un «bot» o ser humano computerizado, que es una especie de policía bueno que nos persigue a los delincuentes malos gracias a la contrata que tiene con las editoriales. Pues «Attributor», ese «bot» o ser humano computerizado, es un completo imbécil, un grandísimo tarado cibernético.

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